ESTRATEGIAS DISCURSIVAS, REDES SOCIALES Y SU IMPACTO EN LA SUBJETIVIDAD JUVENIL EN EL CAPITALISMO 2.0

Resumen: Este artículo examina cómo la nueva derecha radical utiliza estrategias discursivas y el uso intensivo de redes sociales para influir ideológicamente, especialmente sobre los jóvenes. Asimismo, se explora el impacto de estas dinámicas en la construcción de subjetividades y la salud mental de quienes se ven expuestos a estos discursos. Se analizan las implicancias de estas tácticas y se proponen posibles respuestas para contrarrestar discursos de odio en el contexto del capitalismo de plataformas. A través de un análisis teórico y bibliográfico, se exploran conceptos clave sobre discurso social, instrumentalización religiosa y viralización en redes. Se evidencia el empleo de narrativas polarizantes, la deshumanización del adversario y la exaltación del individualismo para legitimar políticas excluyentes.

En las últimas décadas, la nueva derecha radical ha emergido como una fuerza ideológica que redefine los límites de lo decible y lo pensable en la sociedad contemporánea. Este fenómeno, caracterizado por la polarización discursiva, la instrumentalización de valores conservadores y el uso estratégico de las redes sociales, plantea desafíos significativos para la cohesión social y la democracia.

Ante el avance de estos discursos y su creciente influencia en el sentido común, especialmente entre los sectores juveniles, desde el Instituto de la Cultura Popular y Pensamiento Nacional de la Universidad Nacional del Oeste comenzamos a trabajar en el proyecto de investigación sobre la construcción cultural del sentido y el desarrollo de la subjetividad. Actualmente nos encontramos abocados a una nueva etapa, centrada en el análisis del discurso de odio y su circulación en entornos digitales, con especial atención a sus efectos en la subjetividad y la vida democrática. Investigar estas temáticas desde la universidad pública sin duda es fundamental para comprender los procesos sociales contemporáneos y promover una ciudadanía crítica e informada,

En ese marco, compartimos algunos de los aspectos abordados en el trabajo. Para analizar este fenómeno emplearemos una metodología teórica y bibliográfica basada en el análisis crítico de conceptos clave de autores como Angenot (2010), Sibilia (2024) y Kaiser (2024), entre otros. De esta manera, examinaremos cómo la nueva derecha radical utiliza el discurso social, el cinismo ideológico, la religión y las redes sociales para consolidar su influencia ideológica, moldeando subjetividades juveniles y legitimando políticas de exclusión. A la vez que exploraremos las implicancias de estas estrategias en la salud mental y la cohesión social, así como las dinámicas del capitalismo de plataformas que amplifican estos discursos. Este enfoque permitirá identificar los mecanismos discursivos y emocionales que sustentan la agenda de la nueva derecha, así como proponer respuestas para contrarrestar la consolidación de discursos de odio y exclusión en la sociedad actual.

Para comenzar a desentramar la problemática y trabajar sobre el análisis de este fenómeno que comenzó a tomar fuerza en este último tiempo, se parte del concepto de discurso social que, según Angenot (2010), no solo refleja la realidad, sino que la construye activamente, moldeando subjetividades e identidades sociales. En este sentido, la nueva derecha radical utiliza el discurso social como una herramienta para consolidar hegemonía cultural, imponiendo un marco de sentido que legitima valores conservadores y excluyentes. A través de narrativas polarizantes, se identifican enemigos claros, como migrantes, feministas y diversidades, configurando una subjetividad colectiva basada en la exclusión y la violencia hacia los “otros”. Este proceso, que regula lo decible y lo pensable, refuerza una identidad excluyente que legitima políticas de crueldad y deshumanización.

En este marco, el cinismo emerge como una herramienta ideológica clave. Resulta necesario recuperar la lectura propuesta por Sibilia en Yo me lo merezco (2024), donde se argumenta que la moral contemporánea ha transitado de la hipocresía de la modernidad al cinismo, caracterizado por la exaltación del narcisismo y la libertad individual. Este cambio es aprovechado por la nueva derecha para legitimar discursos de odio y crueldad, despojando al individuo de valores como la empatía y el cuidado. Por ejemplo, la pobreza y la desigualdad son interpretadas como consecuencias de la falta de esfuerzo individual, mientras que los derechos sociales y la ideología de género son deslegitimados mediante argumentos simplistas y polarizantes. Este cinismo, que desprecia los antiguos consensos del bien común, refuerza un modelo social basado en la exclusión y la hostilidad, generando un impacto significativo en la salud mental y la cohesión social.

En este contexto, la religión, especialmente el pentecostalismo, se convierte en una herramienta política clave para la nueva derecha. Según Marty (2023), este vínculo se basa en la apelación a valores conservadores y tradicionales que encuentran eco en comunidades religiosas. Líderes como Donald Trump y Javier Milei adoptan un tono místico, presentándose como figuras divinas para legitimar su autoridad. Este fenómeno, que recuerda el concepto del panóptico de Michel Foucault, utiliza la vigilancia constante para fomentar la autocensura y la adhesión a narrativas que justifican políticas restrictivas hacia minorías y derechos sociales. Así, la instrumentalización de la religión refuerza la hegemonía cultural de la nueva derecha, consolidando su poder político y movilizando seguidores.

Un aspecto central de las estrategias discursivas es la deshumanización del adversario político. Kaiser (2024) introduce el concepto de “parásitos mentales”, que redefine al oponente como un “organismo nocivo” que debe ser eliminado. Este proceso, adoptado por figuras como el actual presidente argentino, no busca confrontar ideas ni debatir, sino degradar al adversario mediante su deshumanización. Llamar “parásito” a un ser humano implica despojarlo de su agencia, reduciéndolo a una forma de vida indeseable que vive a expensas del cuerpo sano de la sociedad. Este régimen de afectos, basado en el odio, el desprecio y el miedo, justifica la eliminación del adversario y evita el debate democrático, consolidando un modelo político autoritario y excluyente.

Las redes sociales son herramientas clave para la nueva derecha radical, ya que permiten conectar con los jóvenes mediante contenido viral y emocional. Plataformas como TikTok, Instagram y YouTube son utilizadas para difundir mensajes simplistas y provocativos que apelan al inconformismo y la frustración de esta generación. Si bien cada red social tiene su público específico, se puede rastrear que el uso de contenido para TikTok en jóvenes es alarmante.

Los acontecimientos mediáticos, según Charaudeau (2003), transforman hechos brutos en narrativas significativas que impactan en la percepción pública. La nueva derecha radical utiliza este mecanismo para amplificar su mensaje, convirtiendo protestas, conflictos sociales y declaraciones polémicas en símbolos que refuerzan su agenda. Viñas (2019) destaca cómo las redes sociales, mediante algoritmos y viralización, permiten que estos discursos lleguen a audiencias jóvenes, moldeando sus percepciones y valores.

Desde la perspectiva de la psicología social, Quiroga (2023) señala que la concepción del ser humano promovida por la nueva derecha radical, caracterizada por la exaltación del individualismo y la desigualdad, genera un impacto significativo en la salud mental. Este modelo social, basado en la exclusión y el descarte, fomenta trastornos como la depresión, la ansiedad y el pánico, afectando tanto a nivel individual como colectivo. En ese sentido, Souza (2023) destaca cómo sectores empobrecidos adoptan estas narrativas debido a la manipulación emocional y la construcción de enemigos simbólicos, desviando su frustración hacia grupos vulnerables. Este proceso perpetúa la falsa promesa de la meritocracia, provocando un estado generalizado de malestar y desamparo.

La interacción entre subjetividad, discurso social y mercado discursivo en el capitalismo 2.0 evidencia cómo la nueva derecha radical ha adaptado sus estrategias para consolidar su influencia ideológica y política. Este fenómeno, que se articula mediante narrativas polarizantes y la viralización de discursos extremistas, tiene profundas implicancias en la cohesión social y la democracia. Por lo tanto, resulta fundamental democratizar el espacio digital, regular los algoritmos y construir narrativas inclusivas que promuevan valores de justicia social, solidaridad y diversidad. Además, es necesario desarrollar estrategias educativas y culturales que fomenten el pensamiento crítico y la empatía, desmontando las narrativas de odio y exclusión que sustentan la agenda de la nueva derecha. Solo mediante una intervención activa en la batalla cultural será posible contrarrestar la consolidación de discursos de odio y exclusión en la sociedad actual.

CHARAUDEAU, P. (2003). La problemática de los géneros: De la situación a la construcción textual. Revista Signos, 37 (56).

DEL PRETE, A. Y REDÓN, S. (2020). Las redes sociales on-line: Espacios de socialización y definición de identidad. Psicoperspectivas, 19 (1). Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. https://doi.org/10.5027/psico perspectivas-vol19-issue1-fulltext-1834

QUIROGA, A. (2024). Reflexiones urgentes desde la Psicología Social. La Retaguardia. En https://www.youtube.com/watch?v=aZd385ZbaE&t=1952s.

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Revista Jurídica Universidad Nacional del Oeste . Editada entre Julio – Diciembre del Año 2025. Periodicidad semestral.

Editorial EDUNO de la Universidad Nacional del Oeste.Realizada en el marco del Instituto de Educación, Justicia y Trabajo de la Universidad Nacional del Oeste

[1] Profesor de Sociología (Universidad de Buenos Aires). Licenciado en Sociología (Facultad de Ciencias Sociales, UBA). Doctorando en Políticas de Conurbano (Universidad Nacional Arturo Jauretche). Especialista en Política Económica Argentina (Universidad Nacional de Avellaneda). Profesor adjunto en Psicología Social, Sociología y Bioética (Universidad Nacional de Oeste). Director de Investigación y Proyectos de Extensión (Instituto de Cultura Popular y Pensamiento Nacional, UNO). Evaluador de Proyectos de Extensión (Universidad Nacional de Luján y Universidad Nacional de La Plata). Experiencia en gestión territorial a nivel municipal, provincial y nacional centrada en participación comunitaria, educación popular y organización comunitaria.